La selección española de balonmano dejó escapar la mejor oportunidad de su historia para jugar una final olímpica al perder contra Islandia (36-30) en un desastroso partido en el que, en ningún momento, hubo oportunidad de ganar. Ahora habrá que jugarse el bronce contra la actual campeona, Croacia.
Nunca tendrá España una ocasión igual. A pesar del irregular torneo de los de Juan Carlos Pastor, los cruces habían sido benévolos. Se ganó a Corea del Sur y contra Islandia se esperaba repetir. Primero, porque la moral había subido y segundo, porque los islandeses no nos ganan muy a menudo.
Sin embargo, esta vez tocó la china. España volvió a sus errores defensivos, los que le han acompañado todo el torneo y, para colmo, estuvo lamentable en ataque. Así es imposible ganar una semifinal olímpica, sea cual sea el rival.
Cada ataque de Islandia se transformaba en gol y eso minaba la moral de los nuestros
El comienzo no auguró nada bueno. Un parcial de 5-0 nos dejaba helados. A pesar de la paulatina remontada (empatamos a nueve en el ecuador de la primera mitad) nunca conseguimos ponernos por delante. Estábamos espesos y sólo un pequeño bajón islandés nos dio alas.
La segunda parte comenzó como la primera. Ya nunca más conseguimos cogerles. Cada ataque de Islandia se transformaba en gol y eso minaba la moral de los nuestros. Encima, la baja de Alberto Entrerríos se notaba en exceso en la parcela ofensiva.
Sin reacción
El combinado nórdico alcanzó su máxima renta (siete goles, 33-26) a falta de ocho minutos. Muchos goles en contra para esas alturas de partido. Los de Pastor intentaron la machada, pero no era el día. No ha sido el campeonato. Ahora toca recuperarse y lograr el bronce ante Croacia. Es una tarea muy complicada, pero si jugando mal hemos llegado hasta aquí...
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