Señoras y señores, con todos ustedes, España. El bloque español volvió a su ser con una defensa de libro, pendiente hasta el aburrimiento de los triplistas croatas, plena de agresividad y de solidaridad. El equipo de Aíto aplastó a una débil Croacia mucho más de lo que dice el marcador. Si contra Angola el marcador engañaba para bien, el de los cuartos engaña para mal: España fue aplastantemente superior y aplastó cualquier duda sobre este equipo, que vuelve a tener corazón de medalla.
Pau Gasol tenía el gesto de los grandes días. El rostro en permanente tensión, con cara de cabreo, ésa que cuando hace un mate se contrae aún más, en vez de la relajación 'sobrada' de los momentos en los que está a medio gas. José Manuel Calderón, Don José Manuel para el baloncesto mundial, supo llevar el ritmo con la suficiencia que le da la confianza en sí mismo, ésa que no ha perdido nunca.
Así funciona este equipo: Pau y Calde al mando, y el resto haciendo los mejores coros posibles
Así funciona este equipo: al mando ellos dos, las dos patas en las que se tiene que apoyar este equipo, y el resto haciendo los mejores coros posibles (excelentes Marc y Felipe, solventes Mumbrú, Jiménez y Ricky, siempre sumando Garbajosa, Rudy y Berni, muy relegados Raúl y Navarro) a dos solistas que no tiene nadie fuera de los Estados Unidos.
Brillantez defensiva
En el basket se ataca y se defiende y, aunque parezca una perogrullada, la brillantez en el juego se reparte en las dos mitades de la cancha. España puede que no fuera virtuosa en ataque (aunque con Pau Gasol enchufado, las 'madres' que configuraban el juego interior croata sólo podían arrugarle el traje de vez en cuando), pero en defensa dio lecciones de sobra. La rotación de los exteriores españoles, llegando a puntear los tiros en todas las circulacioens croatas (brillantes más de una vez), fue de las que hacen afición.
¿Y qué más hizo falta? Tranquilidad. El partido nunca dio pábulo a la ansiedad, pues siempre lo dominó España, pero pudo haber momentos de intranquilidad que no llegaron. El 12-1 de inicio dio aplomo, y las ventajas se movieron holgadamente por encima de los 10 puntos.
Parcial croata de 1-9, pero la respuesta es inmediata. No hubo lugar a la duda.
Pongamos como elemento de riesgo el final del tercer cuarto y comienzo del cuarto. España encaja un parcial de 1-9 entre el deceso del tercer periodo y el nacimiento del cuarto, pero la respuesta es inmediata. No hubo lugar a la duda. Calderón dirigió magistralmente, Felipe, Pau y Mumbrú mataron y el parcial de 12-0 en cuatro minutitos de glamour aplastaron el partido. Quedaba poco más de cinco minutos y estábamos en la semifinal.
China o Lituania
El cruce de semifinales será China o Lituania, un detalle menor si España defiende así. Está claro que los locales serían un rival mejor para los intereses de los de Aíto, pero de nuevo hay que mirar al interior de este equipo prodigioso para encontrar las respuestas. Acabadas las dudas, España vuelve a ser ella misma. Ésa que tiene la final en las piernas, la cabeza y el corazón.
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